Mi experiencia con AFS comenzó en 1996 cuando recibimos con mi familia a una estudiante de Estados Unidos.
Ella venía por el programa corto, su nombre es Alisha Beckum y estuvo con nosotros en Quillota entre julio y agosto. La experiencia fue muy linda y fue la razón que me motivó para postular al intercambio.
Comencé los trámites de postulación en 1997, yo estaba en cuarto medio y eso dificultaba un poco las cosas, porque viajar significaba que no iba a poder entrar a la universidad de inmediato, sin embargo opté por el viaje ya que me dijeron que una experiencia así no la podría vivir después.
Postulé con muchas ilusiones a Australia, el proceso fue largo y muchas veces llegué a creer que no sería seleccionada, pero un día, casi a fines de 1997 recibí la carta que me comunicaba que había sido seleccionada para viajar a Australia por seis meses.
Ahora venía otra espera, la de la familia. Los nervios se apoderaban de mi, a medida que se acercaba la fecha del viaje y yo aún no tenía familia, incluso fui a la orientación sin saber si tenía o no familia. Casi al momento del viaje recibí la noticia que ya tenía familia. me iba a Townsville, una ciudad en Queensland.
Poco sabía yo del lugar al que iba a llegar, pero el viaje fue muy emocionante. Viajamos varios estudiantes, algunos iban a Nueva Zelanda y otros íbamos a Australia, a diferentes lugares. El viaje fue largo y agotador, con escalas en Isla de Pascua, Tahíti, Auckland, Sidney, Brisbane, hasta que finalmente llegué a Townsville.
Al bajar del avión lo primero que sentí fue mucho calor, ya que el clima de Townsville es tropical, después sentí mucha emoción, ya que mucha gente del comité local me esperaba con entusiasmo y alegría y entre ellos estaba mi familia anfitriona.
Mi familia anfitriona era una pareja adorable de recién casados, sin hijos, por lo que mi experiencia fue muy distinta a como yo esperaba, ya que no tuve hermanos. Fui muy querida y consentida por ellos y por todo su grupo de amigos. Ellos eran militares, por lo que conocí una parte de la cultura australiana muy distinta a la de mis otros compañeros.
Comencé a asistir a clases en Kirwan State High School el 27 de enero de 1998. los primeros días fueron muy difíciles hasta que conocía a una chica filipina que vivía en Australia, Celeste, quien se transformó en mi gran amiga y traductora. En el mismo colegio habian tres chicos más de AFS, B.J. de Estados Unidos, Marcos de Argentina y Hayami de Japón, además de una chica de Zimbabwe, Melanie, que estaba de intercambio por el Rotary.
La experiencia de ir de intercambio ha sido una de las más enriquecedoras de mi vida. Cuando acabó lloré mucho, pero supe que había vivido algo que no tiene precio, había cultivado amistad con personas de culturas muy disitintas a la nuestra, amistades que perduran hasta el día de hoy, 13 años después de haber viajado a Australia.
Actualmente tengo dos hijos pequeños, pero espero con ansias el día en que tengan la edad suficiente para viajar con AFS y a cada joven que conozco les recomiendo que vivan esta gran experiencia, única en la vida.
Debo dar las gracias por esta experiencia a mi madre australiana Tanya Rusden, a mi madre chilena Juana Rojas y a toda la gran familia de AFS. Espero que AFS siga brindando estas oportunidades a jóvenes que sueñan con un mundo mejor.